Definiciones del Ministro Economía sobre lo que piensa del Banco Central
18.08.2019
En una entrevista concedida a un prestigioso portal de noticias de Buenos Aires el flamante ministro de economía desarrollo varios temas con definiciones de lo que piensa sobre el rol del Banco Central argentino en este momento critico del país."En el poder, se hace la mitad de lo que se quiere y se quiere la mitad de lo que se hace"
—El actual presidente del Banco Central, Guido Sandleris, que fue tu secretario de Finanzas en la Provincia, debería mantener su estabilidad hasta 2022. ¿Lo imaginás en su cargo en un eventual gobierno de Fernández-Fernández?
—Espero que no haya un gobierno de Fernández-Fernández. Pero en esa eventualidad, me gustaría que sí. Porque sería una garantía de estabilidad institucional, algo que tanto necesitamos en Argentina. Sandleris es, además, una garantía de sensatez política y prudencia monetaria. Son condiciones necesarias no solo ahora. Si las hubiéramos tenido, no se hubieran perdido siete décadas.
—¿Sos partidario de un Banco Central con independencia dura?
—Soy partidario de la independencia en los instrumentos. Pero, tal como existe en el mundo desarrollado, con objetivos finales fijados por la autoridad política: cuestiones macroeconómicas, como a qué ritmo queremos crecer o cómo queremos bajar la inflación. Son definiciones extra Banco Central. El Banco Central reporta al Congreso: por eso, su presidente es designado con acuerdo del Senado. Pero una vez fijados esos objetivos, lo que debe conseguirse es autonomía. Yo hablaría más de autonomía que de independencia. El Banco Central tiene la maquinita de emitir. Entonces, el que gasta, el Ejecutivo, nunca tiene que apelar a esa solución mágica. Es algo que se hizo hasta 2015. Y así nos fue. Son dos cabezas que tienen que estar separadas, ser autónomas, para no caer en tentaciones. Pero no se trata de vivir en una isla y que al presidente del Banco no le importe ni la evolución de la actividad ni el empleo.
“La recesión era inevitable. También la inflación del 40% del primer año.”
—¿La relación entre poder político y Banco Central es más una cuestión de arte que de ciencia?
—Un arte, sí. Pero con una definición legal estricta. Con parámetros claros. Si se me permite usar una expresión desagradable, diría que independencia del Banco Central no quiere decir autismo.
—¿Cuál es tu balance de la gestión de Federico Sturzenegger en los primeros dos años de gestión del Gobierno? Expresaste preocupación sobre el ingreso de capitales golondrina. María Eugenia Vidal también hacía críticas y vos fuiste su principal asesor.
—Como funcionario, no me corresponde hacer análisis. No voy a eludir la pregunta, pero necesito hacer alguna aclaración previa. No voy a analizar a colegas. No estoy acá en un rol de analista. Además, con el diario del lunes todo es más fácil. Incluso los análisis. Pero, en muchos campos de la economía, a veces nos pasamos de largo. Y parte de los problemas surgen por haber sido más ambiciosos de lo que podíamos. Recibimos un paciente en mal estado.
—Tus metáforas son siempre médicas.
—También hago muchas futbolísticas (risas). Pero realmente teníamos un paciente en mal estado. En una trombosis, por los sucesivos torniquetes. No podemos desconectar todo y que el paciente salga caminando por el patio del hospital. Es imposible saltearse la terapia intermedia. Como autocrítica, y siempre con el diario del lunes, digamos que no supimos construir un esquema macroeconómico. Y eso se vio en la crisis de 2018. No conseguimos un esquema macroeconómico lo suficientemente robusto como para enfrentar la volatilidad internacional. Para enfrentar cosas que pasan: que suba la tasa de interés afuera, que haya una sequía. Esa situación se vio agravada porque teníamos una alta dosis de capitales especulativos. Cuando entran, generan una cierta bonanza y una apreciación del tipo de cambio, pero, por definición, tienen una alta agilidad ante los cambios. Cuando se corta el crédito de golpe –tal como sucedió en abril del año pasado– salen y provocan un efecto masivo, una huida en manada. A eso se suma la sensibilidad del ahorrista argentino medio, que tiene una historia financiera distinta de, por ejemplo, el brasileño. Aquí el dólar se mueve 10 centavos y sale en la tapa de los diarios. En Brasil, en la página 18. En la medida que haya estabilidad económica, estabilidad financiera y baja inflación, lo normal es tener libre movilidad de capitales. No es nuestro caso. Pero es fácil criticar con el diario del lunes.
Responsabilidad: “Los gobernantes nunca pagan el déficit fiscal que generan”.
Responsabilidad: “Los gobernantes nunca pagan el déficit fiscal que generan”. (Foto Marcelo Aballay) pic.twitter.com/SKrDbTKWMY
— consensopatagonico (@consensopatagon) August 18, 2019
Fuente: www.perfil.com