«No podemos permitir que por ideología se ponga en peligro nuestra soberanía», afirmó Gustavo Melella
07.12.2023
En la edición de ayer del diario Clarín, el gobernador Gustavo Melella escribió una nota de opinión donde habló de la Causa Malvinas, la soberanía y el modelo de país que vendrá desde el próximo 10 de diciembre con la asunción de Javier Milei como nuevo presidente.
«No podemos permitir que por ideología se ponga en peligro nuestra soberanía», afirmó Gustavo Melella
En la edición de ayer del diario Clarín, el gobernador Gustavo Melella escribió una nota de opinión donde habló de la Causa Malvinas, la soberanía y el modelo de país que vendrá desde el próximo 10 de diciembre con la asunción de Javier Milei como nuevo presidente.
La nota de opinión completa
Un nuevo gobierno se hará cargo del destino del país a partir del 10 de diciembre y plantea políticas diametralmente opuestas a las del gobierno saliente en infinidad de puntos. Sin embargo, hay un tema en donde no puede haber dudas ni puede haber cambios copernicanos: la Cuestión de las Islas Malvinas.
El año próximo se cumple el 20° aniversario de la reforma constitucional en donde por vez primera la Cuestión de las Islas Malvinas fue incorporada a nuestra Carta Magna. El nuevo texto pone en cabeza del pueblo argentino “[l]a recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía”.
En aquel año de 1994 todas las fuerzas políticas de nuestro país, en un ejemplo de madurez, y en respuesta a la voluntad del pueblo argentino, establecieron a la Cuestión Malvinas como una política de Estado, asegurando su blindaje ante cualquier tipo de interés sectorial de los políticos de turno.
Si bien es cierto que en mas de 190 años de historia ningún gobierno argentino dejó de reclamar ni protestar por nuestros legítimos derechos, también es cierto que en estos 40 años de democracia hemos visto como gobiernos nacionales han avanzado en acuerdos y políticas que solo beneficiaron al Reino Unido.
La relación con el Reino Unido atravesó varias etapas, a veces tan cambiantes y contradictorias como la vida política argentina misma. Así, los distintos gobiernos han endurecido o ablandado la posición dependiendo el color político de turno. Esto, sin dudas, ha generado hasta ahora debilidad en la posición argentina.
Debilidad que se evidencia en la relación bilateral que, ante el accionar pendular de la política nacional invita al gobierno británico a mantener su intransigencia hasta que un gobierno nacional con una vocación soberana menos firme -y dispuesto a “remover los obstáculos”- llegue al poder.
En los años del gobierno de Mauricio Macri la estrategia seguida solo ha significado satisfacer las pretensiones de la contraparte británica, sin ningún beneficio sustancial para nuestro país. No ha habido una modificación en la negativa del Reino Unido a cumplir con sus obligaciones internacionales y negociar la solución de la disputa de soberanía.
La retórica tribunera, sin correlación en el plano material, tampoco ha servido para avanzar en la manda constitucional. Mantener el reclamo, por el reclamo en sí mismo, solo beneficia a quienes no quieren que nada cambie.
El inmovilismo y la ingenuidad de agradar a los británicos con la fantasía de que en algún momento decidan sentarse a negociar la solución de fondo de la disputa no tienen fundamentos lógicos ni históricos. Imaginar que la contraparte modifique su intransigencia cuando al mismo tiempo se les resuelven sus problemas constituye un sinsentido.
No podemos permitir que, por ideología o por cuestiones de política interna, se ponga en peligro nuestra soberanía y se eche por tierra la memoria y el sacrificio de miles de argentinos que hicieron la máxima ofrenda en defensa de nuestra Patria.
No podemos permitir funcionarios que no estén a la altura de los desafíos que esta cuestión central implica. En nuestra provincia hemos sido víctimas de la inoperancia y/o negligencia de funcionarios nacionales que validaron la colocación de un radar de capitales británicos de uso dual en nuestras propias narices y que, a su vez, han evitado tomar las medidas necesarias propias de su competencia para solucionarlo definitivamente.
No podemos permitir una motosierra en nuestra soberanía y en nada que luego genere una debilidad en nuestra posición. Hemos visto, por ejemplo, como en el pasado, por presiones externas -e internas- se ha bajado de rango -y por ende de importancia- el órgano encargado dentro de la Cancillería nacional de llevar a cabo las políticas hacia Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.
Asimismo, se han retirado la búsqueda de apoyos en los ámbitos multilaterales bajándole “el tono” a la cuestión. Eso no puede volver a suceder. El mensaje en ese sentido debe ser claro: Malvinas es una prioridad en nuestra política exterior.
Mejorar las relaciones comerciales, culturales y de cualquier otra índole con el Reino Unido y los habitantes de las islas es un punto importante. No obstante, debe ser confrontado con el objetivo central e irrenunciable de recuperar el ejercicio pleno de la soberanía de las islas Malvinas y demás archipiélagos australes.
Por ese motivo, desde Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, la provincia que tengo el honor de gobernar y a la cual pertenecen como parte integrante las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, será –como siempre lo ha sido- la centinela de la defensa de nuestros legítimos derechos soberanos y de la memoria de nuestros Héroes.
Que quede claro: acompañaremos toda acción que consolide y defienda nuestra soberanía e integridad territorial, bregando por el cumplimiento de la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional, construyendo desde Tierra del Fuego cada vez más apoyos en torno a la Cuestión de las Islas Malvinas, pero no permitiremos un paso atrás en la defensa de nuestros derechos, ni en políticas contrarias a nuestros intereses.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO