Croacia sacó a Brasil del Mundial por penales y jugará con Argentina
09.12.2022
Tras el 1-1 en el suplementario, el equipo de Dalic tuvo más puntería que el de Tite y lo batió 4-2.Brasil y Croacia ofrecieron este viernes un emotivo duelo en los cuartos de final del Mundial Qatar 2022, pero el que se metió entre los cuatro mejores fue el último subcampeón, luego de igualar 1-1 en tiempo suplementario (con goles de Neymar y Bruno Petkovic) y aplicar un verdadero mazazo al conjunto de Tite, que terminó cayendo 4-2 en la serie de penales.
Tras el 1-1 en el suplementario, el equipo de Dalic tuvo más puntería que el de Tite y lo batió 4-2
Croacia sacó a Brasil del Mundial por penales y jugará con Argentina
Neymar puso arriba a la Verdeamerela, lo igualó Petkovic a 4 minutos de un final que tuvo el condimento de los remates desde los doce pasos, que dejaron un sabor amargo a los sudamericanos y metieron a los balcánicos en semifinales.
Abrazado por sus compañeros, Livakovic esta vez atajó sólo uno, pero a Croacia le alcanzó . Imagen: AFP
Brasil y Croacia ofrecieron este viernes un emotivo duelo en los cuartos de final del Mundial Qatar 2022, pero el que se metió entre los cuatro mejores fue el último subcampeón, luego de igualar 1-1 en tiempo suplementario (con goles de Neymar y Bruno Petkovic) y aplicar un verdadero mazazo al conjunto de Tite, que terminó cayendo 4-2 en la serie de penales.
Croacia acertó todos sus disparos con Vlasic, Majer, Modric y Orsic; para Brasil sólo convirtieron Casemiro y Pedro, dado que a Rodrygo se lo atajó Dominik Livakovic -otra vez héroe- y Marquinhos falló el suyo al dar en un poste y meter nuevamente al equipo de Zlatko Dalic en una semifinal por segundo Mundial consecutivo.
Dos equipos que en la previa presentaban un mismo sistema (el 4-3-3) auguraban un espectáculo de mínima atractivo. Sólo los diferenció la cantidad de situaciones de gol de que dispuso Brasil y la enjundia de los solidarios croatas a la hora de organizarse para defender la valla del inmenso Livakovic. Fue el arma de los balcánicos. Y acabó siendo letal para los sudamericanos.
Croacia arrancó sereno y sin apuro, a sabiendas de que para que su trabajo resultara fructífero debía dosificar esfuerzos, en la intuición de que la cosa podría dar para largo. Así, el conjunto europeo aguardaba bien plantado cuando los de Tite pretendían armar su juego para lastimar en ataque.
De hecho, Brasil avisó primero con una entrada profunda de Vinicius por izquierda y, por derecha, el inteligente Raphinha buscaba repetir su gran performance ante los surcoreanos.
Pero Croacia ejercía mucha presión alta de la mano del experimentado Modric, un verdadero león que imponía su presencia ante otra fiera como Casemiro (ambos compañeros en el mediocampo del Real Madrid). Y así se animaba a llegar con peligro por el sector derecho con un centro filoso de Pasalic que ni Perisic ni Kramaric pudieron aprovechar. Esa franja defendida por Danilo, el primer amonestado del partido, era la elegida por los de Dalic para incursionar en ataque.
Los brasileños sentían la asfixia de Croacia, que defendía con firmeza en bloque cuando no disponía de la pelota y sus hombres salían disparados cuando se les presentaba una contra, con el objetivo de tomar descolocada a la última línea verdamarela. Fue la clave balcánica para intentar desactivar los avances del equipo de Tite.
Ante este panorama incómodo y con Paquetá bien tomado, Neymar debía bajar unos cuantos metros para iniciar acciones en ofensiva. Pero se sabe que Brasil, además de su número diez, cuenta con mucha gente de talento, por lo que Vinicius y Richarlison se la rebuscaban para triangular de primera en busca de sortear el muro de camisetas de mangas cuadrillé rojiblancas que lideraba el enmascarado Gvardiol, líder de una defensa que pasó alguna que otra zozobra, pero jamás se achicó y, al igual que todo el equipo, jamás bajó los brazos.
De a poco, Croacia obligaba a Brasil a un escenario inesperado para la mayoría: que el pentacampeón mundial se viera sometido a cierto dominio rival, con toques cortos y prolijos, una característica más propia de los sudamericanos. El Education City Stadium asistía así azorado ante la paciencia y el toqueteo -aunque sin lastimar demasiado- de los jugadores croatas, mientras los cracks brasileños pugnaban por recuperar el balón y a ratos hasta sufrían una especie de "loco".
El jogo bonito parecía perder la pulseada ante el concentrado juego croata, que a priori se asumía acaso inferior en talento individual, pero buscaba equilibrar la balanza con un equipo solidario que no se achicaba ante los pergaminos de su ilustre rival. Y hasta se mostraba más compacto que nunca.
Lo dicho: Croacia trataba de prosperar con pases cortitos y precisos. Pero tampoco se ponía colorada con algún envío largo que buscaba contraponer la velocidad de Kramaric con la experiencia de Thiago Silva, el veterano capitán de 38 años que sigue dando cátedra en la defensa brasileña y suele resolver fácil todo lo que se presenta difícil.
Aun atado y sorprendido por las circunstancias del juego, antes del descanso Brasil ganó un tiro libre muy cerca del área y Neymar casi lo factura luego que el remate del delantero del PSG se desviara en la barrera y terminara en los manos del arquero.
Brasil reaccionó en el complemento y salió con todo en busca de la ventaja. En tres minutos, en sucesivas llegadas de Eder Militao, Neymar y Vinicius, generó un tembladeral en cercanías al arco croata en una misma jugada en la que los brasileños reclamaron mano en el área de un defensor y a cambio el árbitro cobró un offside previo.
Croacia salió un poco dormido del entretiempo, ya no se mostraba tan firme y Brasil llegó a ponerlo contra las cuerdas a pura velocidad y un argumento sencillo: copar el medio campo y asfixiar la prolija salida rival. La misma estrategia utilizada por el conjunto de Dalic en los primeros 45 minutos.
De este modo, Brasil -un equipo que se dio el lujo de prescindir de Gabigol (campeón de la Copa Libertadores con Flamengo) y de Roberto Firmino (que alzó en 2022 la Copa de la Liga, la FA Cup y la Community Shield con el Liverpool de Inglaterra)- era una amenaza permanente con sus poderosas cartas de ataque.
Salieron Raphinha, Vinicius y Richarlison y entraron Antony, Rodrygo y Pedro, pero la idea seguía siendo la misma. Así y todo, los balcánicos no se amilanaban y, aunque ya no atacaban tanto, aguantaban con estoicismo mientras se agigantaba la figura de Livakovic.
Aun con la marcada agresividad de los de Tite, Croacia -luego de algunas vacilaciones- confiaba en la entente conformada por Brozovic, Kovacic y Modric, que se conocen casi de memoria y, con la pelota al pie, podían hacerle el uno-dos al brasileño que pretendía recuperarla.
Pero cuando la última línea de Brasil decidió adelantarse y plantarse en campo contrario, Croacia se vio acorralada y sólo apostó a tener mayor resistencia física para afrontar los 30 minutos suplementarios, en los que el equipo de Tite siguió siendo más incisivo y tuvo su premio con el golazo de Neymar.
Sin embargo, nadie esperaba que el ingresado Orsic escapara por izquierda y habilitara al también ingresado Petkovic para anotar el 1-1 e ir a los infartantes penales, que desataron al mismo tiempo la tristeza de Brasil y la locura de Croacia, que jugará semifinales con la Argentina.
Fuente: PAGINA/12