Melella recordó hoy al cura gaucho Padre José Zink, quien falleció hace 13 años
03.07.2017
Junto a la figura que custodia la costanera riograndense frente al Municipio y ante autoridades, vecinos, estudiantes y scouts de la ciudad, el intendente Gustavo Melella recordó hoy al cura gaucho Padre José Zink, quien falleció hace 13 años, un 3 de julio.
Melella vivió con él gran parte de sus primeros años en la ciudad, cuando fue director educativo de Escuela Agrotécnica Salesiana. Hoy el intendente compartió anécdotas, transmitió a quienes no lo conocieron quién era el cura gaucho y lo que representa para la ciudad y la provincia.
“Es imposible olvidarse de él y es imposible no sentir emoción al recordarlo, él trasciende a Río Grande y llama a la unidad, creo que si hay uno de los personajes importantes de la historia de Tierra del Fuego es él”, afirmó.
Ante la mirada atenta de los más pequeños que no llegaron a conocerlo, el intendente contó que “el cura te bendecía el auto cuando te ibas de vacaciones, los animales, la remera de River, y cuando él hacía un bautismo era una fiesta porque participaba todo el mundo, bendecía al que estaba mal y lo necesitaba, al que iba desocupado para que encuentre trabajo”.
Incluso aseguró que fue un cura que “se adelantó a los tiempos, en muchas cosas que hoy la Iglesia mira y reconoce el cura Zink él se adelantó”.
“Por ahí los más chiquitos no lo conocieron pero escucharon historias, cuando uno lo mira en la imagen que hoy tenemos en la costa, el padre Zink era así, un cura gaucho con facón debajo de la sotana porque trabajaba en el campo en la Misión”, relató.
Y continuó: “Por ahí salía en su camioneta y cargaba no el mate sino la carabina porque salía a ver si había alguno de esos animales que él decía que provocaban daño y se iba las tardes”.
También era aquel que estaba siempre disponible. “A quienes vivíamos en la Misión no nos sorprendía escuchar a las tres o cuatro de la mañana bocinazos, que no era que se estaba incendiando nada, era que alguien se había comprado su coche y se iba de vacaciones al norte y no se podía ir sin que el padre Zink le bendiga el coche. El cura bajaba con la mejor buena onda, nunca protestando, y le bendecía el auto. O a cualquier hora se enfermaba un familiar y lo iban a buscar para que les dé una bendición y el padre con la mejor sonrrisa se iba”.
Pero también reconoció que Zink “era bastante distraído para manejar porque él quería ir mostrando y mirando todo, el miraba mucho la ciudad y quería mucho a Río Grande”.
También recordó que “Zink decía en una entrevista que le hicieron hace muchos años que la gente que viniera de otras provincias tenían que querer mucho a Río Grande y darle cosas a la ciudad en vez de pedirle y sacarle, por eso lo mejor es recordarlo hoy con la mejor sonrisa”.
“Se fue de la manera que era, se fue manejando, yendo a hacer una oración, seguramente pensando y rezando cosas para los chicos de la Misión y la Capilla de la Margen Sur que él quería tanto” dijo y agregó que “.hay cosas que no nos podemos olvidar del él porque nos hacen bien a todos, primero que fue buena persona y eso es fundamental”.
“Después era una persona alegre, era muy difícil que se enojara, ahora cuando se enojaba se enojaba, pero él siempre estaba alegre excepto cuando perdía River”.
Además destacó que “era una persona de mucho trabajo, era un trabajador incansable. Se levantaba temprano y lo primero que hacía era preparar el mate pero antes ponía Radio Nacional para escuchar el mensaje al poblador rural que se daba y se acordaba de su gente de campo a la que visitaba para bendecir y llevar la comunión”.
“Él siempre tenía presente a los demás, sobre todo a los más humildes, los más sencillos, a los jóvenes. Por eso es bueno que todos los recordemos de esa manera”, indicó Melella.
Finalmente indicó que “para celebrar Río Grande tenemos que comprometernos a cuidarla, a trabajar por la ciudad y a respetar a los demás, es lo fundamental que siempre nos decía a todos”.
Fuente: Criticasur