Pese a las advertencias de su familia, el Militante anticuarentena porteño murió por el Coronavirus
07.07.2020
El hombre tenía 74 años y vivía en Mataderos. Era un férreo crítico del aislamiento social, preventivo y obligatorio, el cual no respetó nunca. Su referente político era el diputado del PRO, Fernando Iglesias, y además afirmaba que el "comunismo no debería volver nunca más".
Spotorno convocaba a marchas contra el aislamiento social, preventivo y obligatorio.Spotorno convocaba a marchas contra el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
En marchas del PRO, junto a al diputado Fernando Iglesias. En marchas del PRO, junto a al diputado Fernando Iglesias.
Un hombre de 74 años dedicó sus últimos días a mostrar su desdén hacia el coronavirus y la enfermedad no lo perdonó. No hizo caso de la cuarentena y vivía en la calle, hasta que el virus le puso fin a su incipiente carrera como activista político del macrismo. “Decía que nadie lo iba a frenar”, contó su prima Marita Riera.
Ángel José Spotorno falleció en un sillón de su departamento de Mataderos. Su último tiempo lo dedicó a organizar acciones políticas, en las que se presentaba como un férreo opositor al aislamiento. “Él creía que era un resfrío como cualquiera. Era anti. Se murió pensando que tenía una alergia, aunque se asustó un poco cuando me dijo: ‘Me la pesqué’. Me preocupa, porque no sé cuánta gente debe de estar pensando lo mismo. Él me decía: ‘Me voy caminando a todas partes, no me va a agarrar nada’. Ni sé si usaba barbijo. Y saludaba a todos, hasta al policía de la esquina. Él estaba tranquilo: decía que nadie lo iba a frenar”, recordó la mujer.
Aunque durante toda su vida fue radical, en los últimos años se convirtió al macrismo y hasta mostraba en Facebook fotos con dirigentes de esa agrupación. Profesaba una ideología de derecha y no la ocultaba. “Decía que los comunistas no tenían que volver y que no quería ver una bandera roja. Era muy cómico”, relató Riera, quien agregó que Spotorno era un activista que estaba hasta la madrugada pegado a las redes sociales.
Antes de la cuarentena, ya había ido a varias marchas macristas y su referente era el diputado Fernando Iglesias, con quien compartió varias charlas y fotos. También era un fiel admirador de la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
Sin embargo, su fanatismo pasó del mundo virtual al real y comenzó a participar en marchas anticuarentena en el centro porteño, sin importarle ninguna recomendación científica. “Un día -contó su prima- me dijo: ‘Fui a la concentración en el Obelisco’. Hablamos hasta la 1 de la madrugada. Le dije que no entendía por qué hacía esto sabiendo que la mayoría de la gente cumplía la cuarentena y él no. Estaba muy enojada, al punto de decirle que si le llegaba a pasar algo, que dejara una notita declarando que no iba a ocupar una cama en terapia intensiva”.
Siguió hasta el final
Pese a las advertencias de su familia, Spotorno privilegió el activismo al cuidado de su salud y de la de los demás. Al menos dos veces participó en marchas de los dos grupos de autoconvocados que administraba. Siempre fue en colectivo y no respetaba ninguna norma de distanciamiento social.
Entonces, ocurrió lo que parecía inevitable. “A la semana me llama y me dice: ‘Me la pesqué’”, le contó Riera a Infobae. El hombre comenzó a sentirse mal y a tener falta de aire. Según su prima, concurrió al Hospital Álvarez y se comunicó con la línea 107. Unos días después, el lunes 15 de junio, intercambiaba chats con una mujer hasta que de repente dejó de contestarle los mensajes.
Por eso, ella se comunicó con las hijas para alertarlas sobre lo sucedido, aunque en un principio pensaron que podría haberse quedado sin luz o sin batería en el teléfono. No obstante, al día siguiente tampoco respondió. Debido a esto, una de las hijas fue a verlo y al tocar el timbre de su departamento de Alberdi al 7000 no respondió.
Entonces, habló con un vecino, quien comprobó que la puerta estaba cerrada desde adentro. La preocupación fue cada vez mayor, por lo que se comunicaron con el 911 y entonces la policía los ayudó a entrar. Spotorno ya había muerto, sentado en un sillón frente al televisor.
Según contaron, pensaron que podría haber sufrido un infarto, aunque luego hallaron un termómetro sobre la mesa, que indicaba que tenía 38 grados. Finalmente, el certificado de defunción aclaró las cosas: el deceso había sido producto de “neumopatía” y “Covid-19”.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO