Tras licitación del BCRA, el dólar cedió sólo 30 centavos y cerró a $30,42
14.08.2018
Tras un arranque a plena baja, la moneda estadounidense cerró el martes a $30,42 en bancos y agencias de la city porteña.
El dólar se recuperó en la última parte de la rueda, tras caer por debajo de los $30 en el inicio, y terminó la jornada con un retroceso de sólo 30 centavos a $30,42 en bancos y agencias de la city porteña, según el promedio deámbito.com.
Fue en sintonía con el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) donde la divisa descendió 31 centavos y medio a $ 29,61, en una rueda en la que el Banco Central adjudicó u$s 200 millones, de los u$s 500 millones ofertados, mediante una licitación, un día después de una nueva turbulencia cambiaria que arrastró al peso a su mínimo histórico.
En este marco, el precio promedio de las ventas se ubicó en $ 29,4031 por dólar y el mínimo en $ 29,37. Se adjudicaron menos dólares "ya que la demanda a precio de mercado fue menor a la esperada", sostuvo la entidad en un comunicado.
En tanto, el blue terminó estable a $ 30,50, según el relevamiento en cuevas del microcentro porteño. En tanto, el "contado con liqui" trepó ayer 66 centavos a $ 30,21.
Al mejor timbero de Argentina le arrebataron este martes u$s200 millones a $29,40 por unidad (en promedio, porque llegó a vender a $29,37). El problema es que los dólares eran de todos los argentinos, que los pagan con desempleo, recesión e inflación, y las ganancias de una elite de bancos de la City porteña.
El mercado fue por los u$s500 millones que el Banco Central puso sobre la mesa, pero los quiso pagar tan baratos que hasta a Luis "Toto" Caputo le pareció que era mucha la avaricia y apenas entrego los u$s200 millones. La maniobra no fue de alta complejidad: simplemente bajaron el precio de la divisa en la apertura del mercado con algunos pocos millones operados, compraron las reservas baratas del Central y volvieron a llevar el precio a valores similares a los del lunes. Demasiado simple. Mientras el Central fracasaba otra vez en la pulseada con el mercado, desde el Palacio de Hacienda se anunció un conjunto de medidas destinadas a subir los ingresos y bajar los gastos del estado por $65.000 millones (o el equivalente u$s2.150 millones) en una combinación que vuelve a mostrar la esencia del modelo económico que lleva adelante la administración de Mauricio Macri: el Gobierno eliminó reintegro a las exportaciones industriales por $34.000 millones y subió las retenciones a la venta de productos elaborados de la soja por $13.500 millones. En cambio, no tocó un peso a los exportadores de granos de soja. La consecuencia: premio a la exportación de productos primarios y castigo a la exportación de manufacturas de origen industrial o agropecuaria. Probablemente no se sienta en los ingresos nominales de las familias. No es una reducción de salarios, ni es mayor inflación a la prevista. Pero se trata de $47.500 millones menos que estarán en la economía, provocando menos actividad industrial y comercial y golpeando sobre el empleo. El destino de esos recursos será el pago de la deuda contraída por el Gobierno en los últimos tres años. Aún así no alcanzará, por lo que cada semana o semana por medio se dará a conocer una nueva medida de austeridad fiscal, ya sea recorte del gasto o suba de impuesto, que genere esos sobrantes de pesos para pagar a los acreedores. Ni los u$s200 millones que entregó este martes el Central a los bancos a poco más de $29 cada uno, ni los $47.500 millones que se le sacarán a la industria, ni los $35.000 millones que no repartirá la Nación entre las provincias y los municipios del Fondo Sojero serán para financiar proyectos de desarrollo o programas de inclusión.
Cada uno de esos pesos será destinado a pagar deuda y satisfacer las exigencias del Fondo Monetario Internacional. Probablemente, el mercado entienda que es una buena señal que el Gobierno esté tan comprometido con cumplir las metas del acuerdo, pero también sabe que hacerlo es generar una recesión que en cada medida se profundiza y extiende en el tiempo. Y en una economía en recesión con la mitad de su capacidad de producción ocioso nadie cree que sea una buena oportunidad para invertir en la economía real ni un buen cliente para seguir prestándole dinero. la política del espiral, con cada ajuste se achica la economía y obligará a un nuevo ajuste que hará más chica la torta hasta que se perfore la resistencia de la sociedad.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO