Un cura villero reemplazaría a Aguer y se prenden las alarmas en la Rosada
02.01.2018
El 13 de marzo de 2013, el cardenal Jorge Bergoglio fue elegido Papa y las campanas de todas las Iglesias, menos de una ciudad, sonaron para anunciar la buena nueva. En La Plata, el territorio de monseñor Héctor Aguer hubo silencio: era elegido Papa su máximo enemigo. Ese día, el cardenal platense supo que su carrera eclesiástica había llegado a su fin. Pasaron casi cinco años y Aguer cumplirá 75 años con lo cual será jubilado de su cargo en el arzobispado de La Plata.
Más allá de lo ideológico (Bergoglio siempre estuvo comprometido con los más humildes y Aguer con los sectores conservadores) el punto de ruptura se produjo en el año 2008, cuando Jorge O’Reilly, miembro del Opus Dei, asesor de Sergio Massa, en ese momento jefe de Gabinete de Cristina, y Esteban Caselli, muy vinculado a Ángelo Sodano, por entonces secretario de Estado de Juan Pablo II, decidieron sacar de la Catedral de Buenos Aires a Bergoglio para mandarlo a Roma y ubicar en ese lugar a Aguer. Enterado de esa situación, el jesuita pudo desbaratarla. De allí que luego de cinco años como Papa Francisco nunca recibió al tigrense.
En la Casa Rosada y especialmente en la Gobernación de Buenos Aires hay preocupación con el nombre que elegirá el Papa Francisco. La derecha, encarnada por el Procurador General y hombre del Opus Dei, Julio Conte Grand, sabe que la elección de un obispo progresista, que se comprometa con los más humildes, puede traer problemas a Cambiemos. Por ahora no hay nombres, pero la reciente designación del cura villero Gustavo Carrara como Obispo Auxiliar porteño, prende todas las alarmas en los sectores conservadores.
En la Rosada están preocupado por los gestos del Papa Francisco contra las políticas neo liberales del macrismo. La designación como obispo de un cura villero y la presión de Francisco para que sea nombrado como presidente del Episcopado Oscar Ojea, un hombre del pensamiento de Bergoglio, tiene en tensión al gobierno nacional.
Volviendo a los nombres que podrían reemplazar a Aguer, además del obispo villero suena para el cargo Víctor Fernández, el actual rector de la Universidad Católica y la voz del Papa Francisco en el país, aunque hay versiones que Francisco lo quiere llevar al Vaticano.
Muchos creyeron que el día que Bergoglio fue nombrado Papa, sacaría a Aguer del poderoso Arzobispado de La Plata para mandarlo a algún rincón lejano de la Argentina profunda. No sucedió así. Quizás el Papa Francisco cumplió con el dicho popular que “la venganza es un plato que se come frio”, dejándolo en su cargo, sabiendo que jamás sería ascendido y ahora, cinco años después reemplazarlo por un hombre de la Iglesia comprometido con los más humildes, algo que nunca le interesó a monseñor Aguer.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO