Gimnasia eliminó a San Lorenzo y va por River

Gimnasia pasó por todas las sensaciones. La del triunfo accesible, la de la cornisa de la derrota, la de la angustia … Pero se quedó con la más importante: ese desahogo de la victoria tardía, por penales. Ese triunfo que ofrece el pasaporte a la semifinal de la Copa Argentina ante River. Para San Lorenzo, partícipe necesario de este partido cambiante, quedó el dolor de la eliminación. Ya no habrá triple desafío. Y ahora, el miércoles que viene, tendrá que ir a Brasil para definir la serie de semifinales de la Sudamericana ante Chapecoense (tras el 1-1 en la ida).

No es un juego de palabras ni la voluntad de comparar extremos, se trata de una verdad que ofreció el campo de juego en el primer tiempo: Gimnasia le jugó a lo Estudiantes. Adoptó el mismo plan que le permitió al puntero de la temporada 16/17 imponerse ante San Lorenzo (2-1, en el Nuevo Gasómetro). Le copó la mitad de la cancha a un equipo acostumbrado a manejar la pelota. Así, lo complicó, lo hizo sentir incómodo en varios tramos. Aisló a los mediocampistas respecto de la posición de la principal referencia de ataque, Martín Cauteruccio. Un detalle sirve como síntoma: San Lorenzo, un equipo acostumbrado a generar varias situaciones por tiempo, se fue al descanso apenas con un arribo peligroso para anotar en la libreta de apuntes (ese remate de zurda de Belluschi, tras una jugada que no tuvo la limpieza habitual que ofrece el equipo de Diego Aguirre).

También es cierto, de todos modos: Gimnasia golpeó de entrada. Y ese hito en el partido es insoslayable. Sin embargo, ese grito inicial tuvo que ver con la búsqueda del equipo de Gustavo Alfaro, siempre preocupado por forzar el error ajeno. Salió mal Angeleri, apareció el bravo Licht, lanzó un centro largo desde la izquierda, se resbaló el debutante Gabriel Rojas y, astuto, en el segundo palo apareció Nicolás Ibáñez.

A contracara de presunciones, Gimnasia no se metió en su campo ni regaló la pelota. Siguió con su plan de dar pelea en la mitad de la cancha. Con Perdomo parado delante de los centrales; con Romero y Licht controlando los movimientos de Belluschi y Tino Costa. Le salió bien: así, genero cuatro situaciones claras. Pero no convirtió. Y eso es un pecado que puede costar caro ante rivales como San Lorenzo.

El segundo tiempo fue otra historia. Un asombro a cada paso. A los 7 minutos, Gimnasia convirtió el segundo: centro rasante de Vegetti y definición, en el segundo palo, Carrera. Parecía que estaba resuelto …

Nada de eso. De repente, lo que parecía un camino seguro para Gimnasia fue otra cosa: una vertiginosa recuperación de San Lorenzo. En ocho minutos, se puso 2-2: descontó, con un gol de Sebastián Blanco, tras un centro de Paulo Díaz y una asistencia de Bergessio; lo empató, con un cabezazo de Paulo Díaz, tras un centro de Belluschi.

En esas dos jugadas y en el cambio drástico en el desarrollo mucho tuvieron que ver los dos cambios que decidió Aguirre: adentro el chileno Díaz y Bergessio; afuera Rojas y Costa. Así, no sólo lo empató San Lorenzo. También lo fue a buscar luego. Le anularon dos goles (ambos por off side; uno de Blanco y otro de Díaz), no le cobraron un penal (falta a Bergessio), se quedó con un jugador más (por la expulsión Maximiliano Coronel).

Ya con la ventaja numérica, el partido comenzó a jugarse mucho más cerca del arco de Alexis Martín Arias. De aquel Gimnasia del primer tiempo apenas quedaban retazos. San Lorenzo también se convirtió en la contracara de sí mismo: de la tibieza del primer tiempo a la constancia en la búsqueda. Pero no pudo. Y se tuvo que encomendar a Torrico en la definición por penales. Pero esta vez no hubo santo que lo salvara de la despedida.

Fuente: Consenso Patagonico