Cuatro fábricas cerradas y más de 700 empleos perdidos
03.09.2025
Diego Abregú, secretario gremial adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), seccional Río Grande, analizó la situación del sector señalando que “la situación quedó al desnudo, de los 1.100 trabajadores que empleaba el sector textil en 2021, hoy quedan apenas unos 200 empleados en actividad bajo representación gremial”.
Crisis textil | Tierra del Fuego | Consenso Patagónico
Cuatro fábricas cerradas y más de 700 empleos perdidos
Diego Abregú, secretario gremial adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), seccional Río Grande, analizó la situación del sector señalando que “la situación quedó al desnudo, de los 1.100 trabajadores que empleaba el sector textil en 2021, hoy quedan apenas unos 200 empleados en actividad bajo representación gremial”.
En los últimos años, el sector textil fueguino atraviesa una de sus peores crisis. Con fábricas cerrando, contratos caídos y una caída generalizada del consumo, los trabajadores denuncian la falta de políticas que protejan la industria y advierten sobre el riesgo de un cierre total del sector. Al respecto, Diego Abregú, secretario gremial adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), analizó la situación del sector señalando que “la situación quedó al desnudo, de los 1.100 trabajadores que empleaba el sector textil en 2021, hoy quedan apenas unos 200 empleados en actividad bajo representación gremial”.
La industria textil de Tierra del Fuego vive un proceso de desmantelamiento progresivo. Desde 2021, cuando se quedaron fuera del subrégimen de promoción industrial de la Ley 19.640, las fábricas han sufrido cierres, despidos y suspensiones que pusieron en jaque a miles de trabajadores.
Diego Abregú, secretario gremial adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), seccional Río Grande, analizó la situación del sector señalando que “la situación quedó al desnudo, de los 1.100 trabajadores que empleaba el sector textil en 2021, hoy quedan apenas unos 200 empleados en actividad bajo representación gremial. Cuatro fábricas han cerrado en los últimos años: Teo Grande, Textil Río Grande, Barplas y ahora Fabrisur, que cesó gran parte de sus operaciones a fines de agosto”.
Fabrisur, el último golpe
La noticia del cierre de Fabrisur, que llegó a emplear a 90 personas, generó preocupación en toda la provincia. Algunos trabajadores lograron reubicarse en San Luis o Buenos Aires, otros aceptaron retiros voluntarios, pero solo 25 permanecen en planta, sin certezas sobre su futuro.
“El 30 de agosto iba a ser la fecha de cierre definitivo, pero siguen trabajando unos pocos compañeros mientras negocian. La realidad es que la mayoría ya arregló y se fue”, relató el delegado gremial.
Suspensiones y contratos caídos
La crisis no se limita a las fábricas que cerraron. Hilandería Fueguina suspendió a “decenas de empleados y enfrenta denuncias por no respetar acuerdos laborales. En Authaltex, unos 130 empleados mantienen la actividad, pero sin perspectivas de crecimiento. En otras plantas, los contratos temporales que habían generado expectativa de recuperación se cancelaron repentinamente: unos 40 trabajadores perdieron su continuidad en las últimas semanas”.
El impacto de las políticas nacionales
Los gremios señalan al actual gobierno como responsable del agravamiento de la crisis. Según denuncian, la apertura indiscriminada de importaciones y la falta de diálogo con el sector textil han puesto en riesgo su supervivencia.
“Con el gobierno anterior, en 2023, pudimos al menos lograr una prórroga de cinco años en el régimen, aunque no en las mismas condiciones que la industria electrónica. Hoy no hay posibilidad de diálogo, las puertas están cerradas”, lamentó.
Un efecto dominó en la economía fueguina
La pérdida de empleos directos en el sector textil —que ronda los 700 puestos en los últimos años— es solo la punta del iceberg. A esto se suman los empleos indirectos en logística, limpieza, seguridad, administración y comercio, que también se ven afectados.
“Muchos vinimos a Tierra del Fuego para trabajar en las fábricas. Cuando se cierran, no solo perdemos el empleo nosotros: también dejan de vender los comercios, los restaurantes, los cines. Es toda una cadena que se rompe”, señaló.
El consumo en caída libre
El contexto económico nacional agrava la situación. Con la inflación en alza y el poder adquisitivo deteriorado, la ropa dejó de ser una prioridad para las familias argentinas, que destinan sus ingresos principalmente a alimentos y servicios.
“Cuando la Argentina anda mal, lo primero que se deja de comprar es ropa. Y sin consumo, la industria textil muere”, sintetizó el referente sindical.
¿Hay salida para la industria textil fueguina?
Aunque el panorama es crítico, los trabajadores no pierden la esperanza de que un cambio en las políticas económicas pueda revertir la situación. Creen que, si se implementan medidas de protección industrial y se reactivan los incentivos a la producción local, el sector podría recuperarse.
“Hoy parece que todo va hacia el cierre definitivo, pero esto puede cambiar. Lo que necesitamos son decisiones políticas que nos permitan volver a producir”.
Una provincia en alerta
Mientras tanto, Tierra del Fuego enfrenta una tormenta económica que amenaza con desindustrializarla. Lo que ocurre en las textiles se suma a las dificultades en el comercio y la electrónica, generando un efecto dominó que compromete la estabilidad social de la provincia más austral del país.
Fuente: PROVINCIA 23