Milei incendia la geopolítica: llama enemigo a Irán y desata una tormenta en el Congreso.
24.06.2025
El presidente argentino Javier Milei generó fuerte controversia al declarar que “Irán es un enemigo de Argentina” y expresar su respaldo total a Israel y EE.UU. en el conflicto creciente con Irán. Estas declaraciones desencadenaron un pedido de juicio político por parte de legisladores opositores, quienes consideran que el mandatario ha comprometido la neutralidad estratégica del país.
Milei incendia la geopolítica: llama enemigo a Irán y desata una tormenta en el Congreso.
- El presidente Javier Milei calificó a Irán como "enemigo de Argentina" en medio de la escalada bélica entre Irán, Israel y Estados Unidos.
- También expresó su “apoyo incondicional” a Israel y EE.UU., lo que fue leído como un alineamiento explícito con Occidente.
- Diputados de Unión por la Patria impulsaron un pedido de juicio político, argumentando que las declaraciones son una amenaza a la política exterior argentina y pueden comprometer la seguridad nacional.
- Mientras tanto, EE.UU. e Israel intensificaron los bombardeos sobre Irán, incluyendo infraestructura nuclear y medios estatales, en lo que se interpreta como una campaña de cambio de régimen.
- En Europa, existe preocupación sobre las consecuencias globales si cae el régimen iraní, con temores de repetir errores como Irak en 2003 o Libia en 2011.
El presidente argentino Javier Milei generó fuerte controversia al declarar que “Irán es un enemigo de Argentina” y expresar su respaldo total a Israel y EE.UU. en el conflicto creciente con Irán. Estas declaraciones desencadenaron un pedido de juicio político por parte de legisladores opositores, quienes consideran que el mandatario ha comprometido la neutralidad estratégica del país. Mientras tanto, los ataques de EE.UU. e Israel sobre instalaciones sensibles en Irán elevan el riesgo de un conflicto global. Europa observa con preocupación las posibles repercusiones de un colapso del régimen iraní.
Las declaraciones del presidente Javier Milei no solo agitaron la política doméstica: también instalaron a Argentina como un inesperado actor en el ajedrez internacional. En un momento de máxima tensión en Medio Oriente, hablar de “enemigos” y “apoyos incondicionales” no es un juego de palabras: es una redefinición de política exterior con consecuencias reales.
Cuando el presidente de un país sudamericano declara que una nación como Irán —con la que no existe conflicto armado directo— es un “enemigo nacional”, no está simplemente opinando: está estableciendo una doctrina. Y cuando, en simultáneo, proclama un “apoyo incondicional” a dos potencias militares como Israel y Estados Unidos, lo que se está configurando es una toma de partido en un conflicto que puede escalar globalmente.
Argentina, que históricamente ha buscado preservar una política exterior de equilibrio, se encuentra ahora en la antesala de una redefinición geoestratégica. Más allá de las simpatías o antipatías ideológicas, el acto de declarar enemigos y aliados absolutos tiene implicancias diplomáticas, comerciales y de seguridad.
La guerra entre Irán e Israel, que ya ha implicado ataques a infraestructuras nucleares, está siendo seguida con preocupación por los principales actores internacionales. Europa teme las consecuencias de un colapso del régimen iraní, mientras que Estados Unidos impulsa una ofensiva que recuerda viejas intervenciones con resultados devastadores.
En este escenario, las palabras del presidente argentino suenan como un alineamiento acrítico con una agenda belicista y un abandono de la autodeterminación diplomática. El pedido de juicio político no solo refleja una preocupación institucional: también evidencia el temor de que declaraciones improvisadas puedan comprometer la seguridad y el rol neutral que Argentina ha buscado históricamente.
Este tipo de posicionamientos pueden afectar las relaciones comerciales con países de la región, limitar opciones en organismos multilaterales y forzar a la diplomacia a resolver tensiones innecesarias. También debilita el discurso de defensa soberana que tanto Milei como sus predecesores enarbolaron en otros contextos.
En tiempos donde la prudencia diplomática es más valiosa que nunca, el maximalismo retórico puede volverse en contra. En geopolítica, no existen “enemigos eternos” ni aliados incondicionales: existen intereses. Confundir ideología con estrategia es, precisamente, el error que Argentina no puede darse el lujo de cometer.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO