Cristina desde el encierro sacude al poder: la Plaza rugió contra la deuda y el modelo Milei.
19.06.2025
En medio de una crisis económica que erosiona al gobierno libertario de Javier Milei, Cristina Kirchner lanzó su mensaje más potente desde la prisión domiciliaria. Apuntó directo al talón de Aquiles del oficialismo: el endeudamiento disfrazado de éxito.
Cristina desde el encierro sacude al poder: la Plaza rugió contra la deuda y el modelo Milei.
En medio de una crisis económica que erosiona al gobierno libertario de Javier Milei, Cristina Kirchner lanzó su mensaje más potente desde la prisión domiciliaria. Apuntó directo al talón de Aquiles del oficialismo: el endeudamiento disfrazado de éxito. Mientras miles colmaron la Plaza de Mayo, su figura resurgió como faro de un peronismo en búsqueda de rumbo, con una narrativa épica que mezcla resistencia, justicia social y futuro.
La Argentina transita uno de sus momentos más sensibles desde el retorno democrático. La inflación, el ajuste y la caída del salario han desgastado velozmente al gobierno de Javier Milei, que en nombre de la “libertad” aplica una receta ortodoxa con consecuencias profundas. En ese contexto, Cristina Fernández de Kirchner volvió al centro del escenario político.
Desde su prisión domiciliaria, la expresidenta no se victimizó. No habló del “lawfare”, ni de su condena. Hizo lo que mejor sabe: marcar el corazón del problema político con precisión quirúrgica. Apuntó al modelo económico de Milei y a su ministro fetiche, Luis Caputo, como responsables de un esquema insostenible basado en “alquilar dólares” y ocultar la deuda detrás de un maquillaje contable.
La frase “tiene fecha de vencimiento, como el yogur” no fue solo un dardo retórico. Fue el puntapié para reinstalar un debate clave: ¿es posible sostener el equilibrio fiscal a costa de hipotecar el futuro? Cristina encuentra en la deuda un punto de fractura no solo política sino social, rescatando una bandera histórica del peronismo: la lucha contra la dependencia.
El impacto fue inmediato. Miles de personas coparon la Plaza de Mayo con banderas, cánticos y una mística pocas veces vista desde los años de mayor fervor kirchnerista. La consigna “Vamos a volver” dejó de ser promesa nostálgica y se transformó en grito de movilización. En un país agrietado, esa demostración de fuerza fue un mensaje al gobierno y también al propio peronismo, sumido en disputas internas.
Cristina no está derrotada. Lejos de la resignación, se posiciona como constructora de sentido y de narrativa. Su desafío es claro: confrontar el “modelo Milei” con una propuesta basada en el mercado interno, el trabajo y la soberanía financiera. El contraste entre el endeudamiento como salvación y el consumo como motor del crecimiento fue expuesto sin rodeos.
Mientras Caputo celebra los dólares de los “repos” y el FMI, Cristina recuerda que no es lo mismo tener reservas genuinas que maquillar las cuentas con préstamos que deberán pagarse en condiciones aún más duras. La historia argentina ya vivió esto.
Así, la Plaza de Mayo no fue solo un acto de apoyo, sino una reafirmación política. Cristina supo interpretar el malestar social y lo convirtió en épica. Como pocas veces en la historia reciente, una figura desde la reclusión logró estremecer las estructuras del poder.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO