El Vaticano blindó la Capilla Sixtina para el cónclave: bloqueadores de señal, escudos anti-drones y tecnología contra láseres espía.
01.05.2025
Una red de vigilancia extrema, exploraciones electrónicas y alianzas internacionales buscan garantizar confidencialidad absoluta en la elección del próximo pontífice.
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El Vaticano blindó la Capilla Sixtina para el cónclave: bloqueadores de señal, escudos anti-drones y tecnología contra láseres espía.
Una red de vigilancia extrema, exploraciones electrónicas y alianzas internacionales buscan garantizar confidencialidad absoluta en la elección del próximo pontífice.
Desde el siglo XIII, el Cónclave ha funcionado bajo un principio inviolable: el secreto absoluto de los procedimientos y deliberaciones entre los cardenales. Durante siglos, eso se garantizaba mediante clausura física, juramentos y control humano. Pero en la actualidad, el verdadero riesgo ya no entra por la puerta, sino que se infiltra a través de las ondas electromagnéticas, una cámara oculta en una lapicera o una señal interceptada a kilómetros de distancia.
Es que la transformación tecnológica del Vaticano responde a una nueva realidad: para proteger la confidencialidad pontificia ya no basta con muros. El espionaje, hoy, es silencioso, invisible y remoto. Por eso, la Santa Sede inició una revisión de sus protocolos tradicionales, sin alterar el rito, pero reforzando todo lo que lo rodea.
Los tiempos de los “fumus” y los juramentos de silencio han sumado un nuevo actor: el apagón digital total. El concepto es claro: cerrar cualquier vía de acceso, comunicación o escape para regresar al aislamiento completo, pero empleando medios modernos. Esto supone un cambio cultural dentro de la institución más antigua de Occidente, reconociendo que la protección espiritual también requiere una defensa en el ámbito digital.
Ya no basta con confiar en la discreción humana. Ahora, se necesita un entorno hermético a la tecnología. El Vaticano ha comprendido que preservar la santidad del Cónclave requiere, hoy, una arquitectura más cercana a la de una operación de inteligencia que a una mera reunión clerical.
Sin señales, sin dispositivos, sin margen de fuga
La preparación para el próximo Cónclave ha incluido un despliegue tecnológico sin precedentes en el Vaticano, en especial dentro de la Capilla Sixtina. Según detalló Corriere Della Sera, técnicos especializados trabajaron arduamente para convertir el histórico recinto en una zona hermética desde el punto de vista informático.
La ciberdefensa de Dios: alianzas globales para proteger el Vaticano
Frente a la exposición creciente, la Santa Sede se vio obligada a salir en busca de aliados. En un hecho inédito, recurrió a empresas privadas extranjeras y a la colaboración estatal internacional para construir su nueva infraestructura de ciberseguridad.
Entre las compañías contratadas figuran Cip, una firma británica especializada en protocolos cifrados y defensa digital para organismos gubernamentales. Y Radure, una empresa israelí reconocida por su experiencia en tecnologías de defensa activa y vigilancia segura.
Además, la Agenzia per la Cybersicurezza Nazionale (ACN) de Italia fue incorporada como socio estratégico. Este organismo coordina el intercambio de información crítica y garantiza una respuesta rápida en caso de ciberataques o filtraciones durante el Cónclave.
La estrategia incluye sistemas de detección de intrusos, monitoreo continuo, análisis de tráfico en tiempo real y simulaciones de escenarios de crisis. El Vaticano ha optado, por primera vez, por una arquitectura híbrida: infraestructura interna aislada y soporte externo constante.
Ciberataques al corazón de la Iglesia
Los avances tecnológicos del Vaticano no son una precaución abstracta, sino una reacción concreta a eventos recientes. En 2022 y 2024, el sitio oficial Vatican.va sufrió ataques cibernéticos altamente coordinados. Ambos ocurrieron en momentos de gran tensión geopolítica: el primero tras fuertes declaraciones del Papa Francisco contra la invasión rusa en Ucrania, y el segundo durante la visita de Olena Zelenska, primera dama de ese país.
Por su parte, el diario Il Tempo informó que los hackers llegaron a interrumpir el acceso al portal y alterar servicios internos, dejando mensajes que vincularon explícitamente sus acciones con represalias contra las posturas del pontífice. Diversas pistas, incluyendo patrones técnicos y tiempos de ejecución, apuntaron a un posible origen ruso. Aunque no se presentó evidencia concluyente, el mensaje fue claro: la Santa Sede es un blanco de interés geopolítico.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO