EVANGELIO DE SAN JUAN “Jesús es el camino al Padre” Jn 14,1-14.
24.02.2025
24 de febrero de 2025 EVANGELIO DE SAN JUAN
“Jesús es el camino al Padre” Jn 14,1-14
Meditaciones diarias del Hno Elias con audios de Harpa Dei
24 de febrero de 2025 EVANGELIO DE SAN JUAN
“Jesús es el camino al Padre” Jn 14,1-14.
“No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De lo contrario, ¿os hubiera dicho que voy a prepararos un lugar? Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”.
Tomás le dijo: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podremos saber el camino?” “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida -le respondió Jesús-; nadie va al Padre si no es a través de mí”. Si me habéis conocido a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”.
“Felipe -le contestó Jesús-, ¿tanto tiempo como llevo con vosotros y no me has conocido? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo no las hablo por mí mismo. El Padre, que está en mí, realiza sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y las hará mayores que éstas porque yo voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”. Estas palabras que el Señor dirige a sus discípulos antes de volver a su Padre son reconfortantes.
Les preparará un lugar y quiere tenerlos consigo allí donde Él estará. Nuestro Padre Celestial, que envió a su Hijo al mundo precisamente para conducirnos de vuelta a Él, quiere tenernos para siempre consigo y librarnos de todo mal que nos separa de Él.
Jesús mismo es el camino hacia el Padre. Su discípulo Tomás no ha terminado de entenderlo aún y el Señor tiene que explicárselo de nuevo con estas palabras tan significativas, que ponen de manifiesto la posición del Hijo de Dios en la obra de la salvación: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida -le respondió Jesús-; nadie va al Padre si no es a través de mí”.
Al comprender la unicidad de Jesús a través de la luz del Espíritu Santo, se hace evidente que solo a través de Él se puede llegar al Padre. La Iglesia siempre ha sido consciente de su deber de dar este testimonio y ha recibido de Dios la fuerza necesaria para anunciarlo a lo largo de los siglos, sin rendirse jamás. Sin embargo, en tiempos más recientes se ha intentado relativizar la pretensión contenida en estas palabras de Jesús, hasta llegar a la reprobable afirmación de que todas las religiones son caminos hacia Dios.
Con tal declaración, uno se aparta del sólido fundamento del Evangelio y de la doctrina vinculante de la Iglesia. Además, tales afirmaciones contradicen la lógica de la Redención, que nos fue otorgada a través de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. En ninguna otra religión sucedió algo así, pues sus líderes eran hombres, y no el Hijo de Dios, que se hizo hombre.
Por eso, las otras religiones no pueden ofrecer un camino de salvación a las personas. Aunque se pueda descubrir cierta sabiduría en ellas —como dice la Iglesia, las «semillas del Verbo» están presentes—, siguen estando cargadas de errores y de falta de conocimiento de Dios. La afirmación de que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida también cuenta para los judíos, aunque sin duda ellos fueron preparados de forma especial por Dios para la venida del Mesías y poseen otro grado de conocimiento de Él. Pero, si dejáramos de anunciarles a Jesús como el Mesías que nació de entre ellos, incumpliríamos el mandato misionero que Él nos encomendó y también cometeríamos una gran injusticia contra ellos mismos, pues solo el Hijo de Dios es el Mesías y Salvador del mundo, independientemente de si lo creen o se cierran a la verdad.
Hace pocos días, escuchábamos la afirmación de Jesús de que quien lo recibe a Él, recibe al que lo envió, es decir, al Padre Celestial (Jn 13, 20), y quien lo rechaza, rechaza al Padre (Lc 10, 16). Hasta el día de hoy sigue siendo así, pues la verdad no se muda. Felipe, uno de los discípulos, tampoco había terminado de entender la unidad entre Jesús y el Padre. Así, el Señor le dejó claro una vez más: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre”.
Y le preguntó: “¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?” Más adelante, le aseguró: “El que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y las hará mayores que éstas porque yo voy al Padre.” En el Nombre de Jesús, sus discípulos realizarán grandes signos. Y todo lo que pidan en su Nombre, el Señor lo cumplirá y glorificará así al Padre.
En la víspera de su muerte, Jesús prepara una vez más a sus discípulos con estas palabras suyas, pronunciadas para su consuelo y fortalecimiento. Ellos recordarán sus palabras después de que el Señor haya consumado su obra. La Iglesia las ha preservado para nosotros, de modo que hasta el día de hoy nos sirven de guía para seguir al Hijo de Dios y glorificar así al Padre.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO