Un gesto Lula Da Silva tras su victoria activó el operativo «Cristina 2023» y sacudió fuerte la interna de la oposición
31.10.2022
El presidente electo de Brasil hizo un gesto a la Argentina al colocarse la gorra con las iniciales de Cristina Fernández de Kirchner y el año de las próximas elecciones en la Argentina. Desato la ilusion y el final del relato de la derecha omnipotente.Lula derrotó a Bolsonaro por una ventaja mínima y será nuevamente presidente de Brasil.
Un gesto Lula Da Silva tras su victoria activó el operativo «Cristina 2023» y sacudió fuerte la interna de la oposición
El líder del PT definió su ajustada victoria, que dejó un Brasil dividido, como su “resurrección”. El kirchnerismo se ilusiona con replicar esa experiencia. El diálogo CFK-Lula y el viaje de Alberto Fernández. El chat de la discordia en Juntos por el Cambio.
El presidente electo de Brasil hizo un gesto a la Argentina al colocarse la gorra con las iniciales de Cristina Fernández de Kirchner y el año de las próximas elecciones en la Argentina
La victoria de Luiz Inacio Lula Da Silva en Brasil tuvo un inmediato impacto en la política argentina: ilusionó al kirchnerismo con una “resurrección” al estilo del líder del PT y generó una discordia inesperada en el seno de la coalición de Juntos por el Cambio, que no pudo definir un comunicado de unidad entre las cuatro fuerzas principales ante al resultado del balotaje.
Las consecuencias para Argentina de la segunda vuelta se dividen entre lo político-partidario y lo relacionado a la relación diplomática, comercial e institucional. Según analistas consultados por Infobae, el regreso del ex sindicalista metalúrgico al Palacio del Planalto tendrá un efecto positivo para el vínculo bilateral -que estuvo reducido al mínimo por diferencias ideológicas-, para encarar de manera conjunta desafíos regionales e, incluso, aspirar a algún auxilio financiero en caso de inestabilidad para encarar el 2023, un año electoral.
Sin embargo, lo político-partidario termina salpicando cualquier interpretación sobre las consecuencias para Argentina del regreso del PT al poder y la derrota presidencial de una derecha vigorizada por el liderazgo del presidente Jair Bolsonaro, que hasta el último minuto del domingo 30 de octubre se mantuvo en silencio y sin reconocer el resultado. Así, las tensiones internas quedaron expuestas tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio.
El paso de comedia de Lula poniéndose una gorrita con la inscripción «Cristina 2023» -similar a la que usó la vicepresidente el 26 de agosto último- fue la exteriorización de una ilusión que cruzó al kirchnerismo apenas se conoció la victoria por menos de dos puntos de Lula ante Bolsonaro. Es un triunfo que dejó al gigante de Sudamérica partido en dos, en un virtual empate político, que exigirá de negociación, acuerdos y diálogo para iniciar su gobierno.
De hecho, durante su discurso, el propio Lula se ocupó de poner el foco en su intención de reunificar el país, envió mensajes hacia los sectores de derecha -incluso los gobernadores derechistas que controlarán estados claves y populosos, como San Pablo, Mina Gerais y Río de Janeiro- y hasta elogió a la prensa independiente por cómo abordó una elección hiper polarizada y con peligros de desbordes de violencia callejera.
Luiz Inácio Lula da Silva festeja su victoria ajustada frente al presidente Bolsonaro.
Lo cierto es que, así como el kirchnerismo se ilusionó con repetir esa victoria sobre la derecha en Argentina, en el seno de la oposición hubo tensión y diferencias sobre cómo reaccionar ante la derrota de Bolsonaro. La UCR y la Coalición Cívica habían consensuado junto al PRO difundir un comunicado conjunto oficial de Juntos por el Cambio para felicitar al pueblo brasileño y destacar la victoria de Lula, pero Miguel Ángel Pichetto decidió no sumarse y subió la tensión en la ya de por sí complicada interna opositora.
El rechazo del auditor y líder de Encuentro Republicano Federal derivó en que tampoco la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, avalara el comunicado único, según pudo saber Infobae de fuentes seguras. Mientras esas discusiones ocurrían en los chats internos, la oposición quedó otra vez expuesta en sus diferencias. Mientras el radicalismo -de Gerardo Morales a Martín Lousteau-; la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que preside Maximiliano Ferraro; y dirigentes de peso del PRO -como el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta- expresaban el reconocimiento por la victoria, la idea difundir el domingo el comunicado conjunto terminó archivada.
Sólo hubo un tuit desde la cuenta personal de Mauricio Macri -Bullrich y el PRO hasta última hora se habían mantenido en silencio- en el que manifestó: “Quiero felicitar al pueblo brasileño por esta jornada democrática y a @LulaOficial por ser electo Presidente de Brasil. Espero que sigamos trabajando para afianzar el vínculo entre nuestros países”.
En el fondo también asoma una divergencia de estrategia. Bolsonaro, al igual que le ocurrió a Donald Trump cuando perdió su reelección, apostaron a polarizar sus sociedades y armaron fórmulas y campañas con posiciones extremas, sin grises. En el larretismo -que salió primero a felicitar a Lula Da Silva- en cambio sostuvieron que “los extremos no son buenos para el país y tampoco para ganar elecciones”. Lo interpretaban como una victoria propia.
De gorritas y tensiones internas
La misionera Cristina Britez, una diputada nacional que fue junto a la numerosa delegación argentina que acompañó a Lula, fue la encargada de entregarle a Lula esa gorrita, que ya se había hecho famosa cuando la propia Cristina Kirchner se puso una similar y posó para los militantes, el 26 de agosto.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO