Acuerdo con bonistas: ahora sí, bocinas, banderas y cacerolas
03.08.2020
El Gobierno logró una respuesta positiva en la renegociación con los acreedores por la deuda y Argentina se aleja del default.Tras una larga negociación el Gobierno de Alberto Fernández, alcanzó un acuerdo de deuda bajo legislación extranjera por unos US$ 64.800 millones.
Los cambios introducidos a la última oferta implicarían modificación en las fechas de pago, por lo que el valor de la propuesta superaría por poco los 54 dólares.
La repercusión fue enorme, las acciones argentinas que cotizan en Wall Street se disparaban hasta un 15% en medio de expectativas por el avance en las negociaciones con los acreedores de la deuda pública. Los bonos en dólares de referencia avanzan en torno a un 2% en promedio, después de un arranque bajista de 2% en promedio, mientras que el riesgo país argentino resta 36 enteros, a 2.227 puntos básicos a las 16:40 horas.
Si se consolida el acuerdo, es un logro muy importante para el gobierno pero fundamentalmente, para el conjunto de la sociedad, ante tantas crisis económica y social, y la peor de todas, la sanitaria por la pandemia que acosa al mundo.
Sería bueno festejar el avance, tocar unos bocinazos, golpear las ollas y hacer flamear la bandera nacional, como se viene haciendo en los últimos tiempos en el marco de la grieta que deteriora las relaciones en el país.
El grave y eterno drama de la deuda externa Argentina debe ser siempre un tema nacional, un problema de estado, un motivo por el que hay que hacer una pausa en la lucha política, de cicatrizar la grieta, un factor para poner un paño frió ante tanta crispación de uno y otro lado
Una ocasión para que cerremos o posterguemos el capítulo de las acusaciones y recriminaciones. Por ahora, en este tema, el problema está afuera, no dentro de la Argentina. Los Buitres nos atacan a todos.
Debemos entender todos los argentinos que los fondos buitres actúan como aves rapaces, de allí su denominación. No abandonan la vigilia hasta comerse los despojos, en este caso persiguiendo obstinadamente cobrar el valor nominal de bonos más cuantiosos intereses sobre deudas compradas por centavos, generalmente a países en desarrollo que sufren o sufrieron crisis económicas agudas, como la nuestra.
La especulación no tiene fronteras y las prácticas de estos depredadores financieros se desparraman por todos los rincones del planeta, no hay mecanismos concertados a nivel internacional para impedirlas, y todavía consiguen sentencias que los amparan, como estas contra la Argentina, o lobistas extranjeros y algunos lamentablemente, nacionales, que los defienden.
El gobierno entendió y la oposición pensaba igual, que la negociación es la única opción en un escenario de alta debilidad financiera externa.
Varios sectores opuestos al Gobierno y economistas racionales han apoyado ese camino. Es que contra esa fauna depredadora que se alimenta de la crisis, viven de la crisis y aceleran la depresión, con los nuevos piratas del capitalismo moderno, los argentinos debemos hacer una causa común.
Para ello es necesario llegar a un acuerdo nacional. Los acuerdos crean un ámbito protegido de la confrontación política que permite una acción eficaz para resolver un conjunto de desafíos vitales para el país.
Los pactos políticos sociales fueron, en ocasiones, instrumentos esenciales para que algunos países iniciaran una etapa de estabilidad y desarrollo. Los principales partidos y las organizaciones sindicales y empresariales lograron, en momentos críticos, coincidir en un conjunto de criterios y compromisos que marginaban de la competencia política y de las demandas sociales los temas acordados.
Hoy ante esta dura situación es necesario que todos prioricen, por un tiempo limitado, el interés general respecto de sus conveniencias inmediatas. Lo cual suele ser difícil de lograr, pero no imposible.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO