Reforma laboral: el ajuste entra por la puerta del trabajo
18.12.2025
Mientras el Gobierno avanza con una reforma laboral que promete “modernización”, lo que se esconde es un plan sistemático de precarización, disciplinamiento y desmantelamiento del Estado.
Reforma laboral: el ajuste entra por la puerta del trabajo
Mientras el Gobierno avanza con una reforma laboral que promete “modernización”, lo que se esconde es un plan sistemático de precarización, disciplinamiento y desmantelamiento del Estado. El caso de ANSES expone con crudeza cómo el ajuste no es solo económico: es una ofensiva contra los derechos conquistados, la organización sindical y la memoria colectiva del trabajo en Argentina.
El trabajo como blanco del ajuste
La historia argentina está marcada por una tensión constante entre dos proyectos de país: uno que concibe al trabajo como derecho y motor de desarrollo, y otro que lo reduce a costo, variable de ajuste o mercancía. La reforma laboral impulsada por el Gobierno actual no es una excepción: es la expresión más cruda de un modelo que busca disciplinar a la clase trabajadora para garantizar rentabilidad a costa de derechos.
Lejos de ser una medida técnica o aislada, esta reforma se inscribe en un programa de ajuste dictado por el Fondo Monetario Internacional. En un país que carga con la deuda externa más grande de su historia, el Gobierno elige cumplir con los acreedores antes que con su pueblo. Y lo hace por donde más duele: por la puerta del trabajo.
Cinco ejes para desarmar derechos
La reforma laboral no se anda con rodeos. Sus ejes son tan claros como regresivos:
1. Facilita el despido: elimina la indemnización tradicional y la reemplaza por un fondo financiado por los propios empleadores. En los hechos, despidos más baratos, más rápidos, más frecuentes.
2. Otorga mayor poder al empleador: habilita cambios unilaterales en tareas, horarios y condiciones de trabajo. Si el trabajador no acepta, puede ser despedido.
3. Abarata el costo laboral: bajo la excusa de fomentar el empleo, se reducen cargas patronales y se promueven formas precarias de contratación.
4. Debilita los convenios colectivos: se busca desarticular la negociación sectorial, habilitando acuerdos por empresa que fragmentan la fuerza de los trabajadores.
5. *Ataca la organización sindical: se restringen asambleas, se permite descontar ese tiempo del salario y se limita la acción gremial.
ANSES como laboratorio del ajuste
En el caso de ANSES, la reforma tiene un impacto directo y alarmante. El organismo, que gestiona derechos fundamentales como jubilaciones, asignaciones y políticas sociales, se convierte en un empleador con mayores facultades para despedir, rotar arbitrariamente, modificar funciones y contratar bajo modalidades precarias.
Esto no solo afecta a quienes trabajan en ANSES. Afecta a millones de personas que dependen de su funcionamiento. El vaciamiento del organismo es parte de una estrategia más amplia: desmantelar el Estado desde adentro, debilitando su capacidad de garantizar derechos.
Memoria histórica: lo que ya vivimos
No es la primera vez que se intenta imponer una reforma laboral regresiva en Argentina. En los años 90, bajo el discurso de la “modernización”, se avanzó en flexibilización, tercerización y pérdida de derechos. El resultado fue claro: más desempleo, más pobreza, más desigualdad.
La historia reciente también ofrece ejemplos. En 2017, el intento de reforma laboral del macrismo fue resistido por una amplia movilización sindical y social. Hoy, el escenario se repite, pero con una ofensiva más agresiva y un blindaje mediático más sofisticado.
El mito de la modernización
El Gobierno presenta la reforma como una “puesta al día” del sistema laboral. Pero lo que propone no es modernización: es restauración. Restaurar un orden donde el empleador decide y el trabajador obedece. Donde el miedo al despido reemplaza al derecho a organizarse. Donde el salario es una dádiva y no una conquista.
Modernizar sería reconocer las nuevas formas de trabajo sin renunciar a los derechos. Sería ampliar la cobertura, garantizar estabilidad, proteger a quienes hoy están por fuera del sistema. Pero esta reforma va en sentido contrario: legaliza la precariedad y debilita la protección.
🛑 ¿Quién gana y quién pierde?
Los ganadores son claros: los grandes grupos empresarios, los fondos de inversión, los sectores que ven en el trabajo un costo a reducir. Los perdedores también: las y los trabajadores, especialmente los más jóvenes, las mujeres, los sectores informales.
Pero hay algo más profundo en juego: el sentido mismo del trabajo como derecho. Esta reforma no solo cambia leyes. Cambia el clima social, instala el miedo, debilita la solidaridad, fragmenta la organización.
🗣️ La voz sindical: resistencia y propuesta
Desde los sindicatos, la respuesta no puede limitarse a la denuncia. Es necesario construir una narrativa alternativa, que recupere el valor del trabajo, que defienda la negociación colectiva, que proponga una agenda de derechos para el siglo XXI.
La experiencia de SECASFPI es clave: no solo denuncia el impacto de la reforma en ANSES, sino que articula una defensa integral del Estado como garante de derechos. Porque defender el trabajo en ANSES es defender el derecho a la seguridad social, a la jubilación, a la dignidad.
🌎 Una lucha regional
Lo que ocurre en Argentina no es un hecho aislado. En toda América Latina se despliegan reformas laborales regresivas bajo el mismo libreto: ajuste fiscal, flexibilización, debilitamiento sindical. La resistencia también es regional: desde Brasil hasta Colombia, desde Chile hasta México, los movimientos sindicales articulan respuestas comunes.
En ese marco, la lucha contra la reforma laboral en Argentina puede ser un faro. Una oportunidad para decir basta. Para volver a poner al trabajo en el centro. Para construir un futuro con derechos, no con miedo.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO


