Se enfría el acuerdo con FMI: de dónde pueden llegar los dólares que necesita el Gobierno
02.03.2021
En el organismo crediticio crece la desconfianza tras el discurso de Fernández en el Congreso. Sospechas de un cambio de estrategia en la negociación
Desde el staff del Fondo Monetario son enfáticos con una definición: no les hacía falta escuchar el discurso de Alberto Fernández para darse cuenta de que las relaciones entre el gobierno argentino y el organismo se volvieron a enfriar en las últimas semanas.
Lo dicen dos técnicos que están al tanto de las negociaciones, y que notaron que el Gobierno envía señales de querer demorar la posibilidad de un acuerdo entre las partes. Y que, lejos de ir por un pacto que permita refinanciar los abultados vencimientos de la deuda de los próximos dos años, la Casa Rosada prefiere volver a poner al FMI en medio de la campaña electoral.
"No vemos ningún acuerdo serio. Algo que sirva para los próximos diez años. En el mejor de los casos habrá algo que nosotros llamamos 'light', que sea para refinanciar lo más urgente, pero sólo para volver a sentarse a negociar dentro de un año", afirma un miembro del staff del FMI.
Algunos técnicos del Fondo mantuvieron diálogos con algunos de los consultores más renombrados de la Argentina. Quieren tener un ida y vuelta sobre la percepción del gobierno argentino.
Esos miembros del staff creen que Alberto Fernández evitará el default pero que intentará demorar un acuerdo "en serio" hasta después de las elecciones de octubre.
Al mismo tiempo, la idea que circula en Washington refiere a que el Fondo Monetario no quiere mostrarse agresivo con la Argentina, en medio de la pandemia. Y después de que le haya otorgado un mega préstamo al país, por más de u$s50.000 millones, que generó críticas dentro y fuera de Wall Street.
"El FMI se siente en una trampa. No puede quedar como agitando una crisis pero tampoco puede firmar un acuerdo en el que descree. Está a la defensiva, y será clave la manera en que el Gobierno encare una negociación final, a medida que se acerquen las fechas de los vencimientos", comenta a iProfesional un reconocido consultor con habitual llegada a los responsables de la misión en la Argentina.
Alberto F. fue concreto en su discurso ante la Asamblea Legislativa: "No hay apuro. No queremos apresurarnos en cerrar el acuerdo con el FMI, nuestro único apuro es el de poner de pie a la producción y el trabajo de miles de familias que han sumidas en la pobreza", señaló en el Congreso.
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Año electoral: el FMI y su relación con Mauricio Macri, puesta en relieve por Fernández en su discurso.
Capitalización del FMI: ¿más dólares para Argentina?
Hay un dato clave para analizar el cambio de expectativas: la posibilidad -cada vez más cierta- de que el Fondo Monetario tenga una capitalización, para poder hacer frente a la crisis pandémica a nivel global, y que a la Argentina le corresponda una porción de esa inyección de capitales.
Si así sucediera, el Gobierno tendría a disposición los dólares que necesita para pagar el vencimiento de este año, sin necesidad de firmar un acuerdo con el Fondo Monetario. De esa manera, la Casa Rosada se evitaría un eventual costo político por las medidas fiscales que debería tomar para cerrar ese trato.
Lo que se sabe hasta ahora es que la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca activó la posibilidad de capitalizar al FMI, algo que había descartado Donald Trump.
El Fondo utilizó en escasas ocasiones la emisión de DEG durante la historia. De hecho, fueron tan sólo tres veces: la inicial, en 1970–72, cuando se volcaron DEG por 9.300 millones; la segunda, en 1979–81, de DEG por 12.100 millones, y la tercera, en 2009, de DEG 182.700 millones. Esta última vez incluyó 21.500 millones que habían sido aprobados en 1997 pero que nunca habían entrado en vigor, así como una nueva asignación de DEG 161.200 millones (equivalente a u$s250.000 millones) como una de las medidas para gestionar la crisis financiera internacional.
Si bien hasta ahora se desconoce el monto de la nueva capitalización, en el "mercado" mencionan la chance de que sea por un monto de entre u$s300.000 a u$s500.000 millones.
A la Argentina le correspondería un monto equivalente al 0,7% de lo que se emita (equivalente a la cuota del país ante el organismo). Es decir: entre u$s2.100 millones y u$s3.500 millones.
No son dólares contantes y sonantes sino DEG que, como se explicó más arriba, es la moneda oficial del FMI.
Cuando un país recibe los DEG, lo puede cambiar por cualquiera de las monedas que están en la canasta, como el dólar, la libra esterlina, el euro o el yen. El que recibe ese "dinero del FMI" es el Banco Central y sólo lo puede vender a otros bancos centrales o con el FMI.
O sea: a la Argentina le serviría ese capital para cancelar vencimientos con el organismo. En septiembre hay un vencimiento con el Fondo por unos u$s1.800 millones.
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Si se produce una capitalización del FMI, Argentina podría obtener fondos para salir del paso y posponer el acuerdo.
El Gobierno y una negociación más dura
En el organismo, mientras tanto, sospechan que la administración Fernández podría llevar la tensión al máximo. De alguna forma, como hizo Néstor Kirchner en 2003. En septiembre de aquel año, el entonces jefe de Estado dejó impago por algunos días un vencimiento de la deuda, ante la falta de acuerdo.
Luego, cuando se firmó el acuerdo, Kirchner lo suspendió a poco de andar ante el desacuerdo sobre las revisiones técnicas. El Fondo reclamaba un ajuste justo para el año electoral (2005), y el ex Presidente se negó.
Lo demás es historia conocida: la Argentina saldó la deuda con el Fondo -pagó casi u$s10.000 millones al contado- en enero de 2006. Y se desentendió del organismo.
Ahora no puede haber correspondencia con aquella situación, por la simple razón de que el país no tiene reservas suficientes para abonar los vencimientos. Pero lo que tampoco tiene, según Fernández, es "apuro" por firmar.
El ministro Martín Guzmán -quien viajará a Washington a fines de este mes- ya avisó que en la Argentina que lleva tres años de recesión y atraviesa la pandemia no hay margen para un recorte adicional del gasto público. En todo caso, la prenda de negociación será la promesa de que ese menor agujero de las cuentas públicas se hará gracias a la recuperación de la actividad económica y la mayor recaudación impositiva.
Otra de las cuestiones que seguramente tomará en cuenta la misión del FMI es que la recaudación del denominado "Impuesto a la Riqueza" no entró en los cálculos del déficit fiscal del año que viene. Es decir: si efectivamente ingresan al fisco los $300.000 millones que se esperan recaudar, una parte de ese monto podría achicar el margen del déficit.
En Economía no lo admiten pero la demora que se le impuso a la concreción del acuerdo estaría ligada a esa cuestión: darle tiempo a la economía para que reaccione del piso por la pandemia.
Fuente: IP PROFESIONAL